Hechos 8, 20-23

Pedro le contestó: «Que tu dinero sea para ti tu perdición; pues has pensado que el don de Dios se compra con dinero. En este asunto no tienes tú parte ni herencia, pues tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esa tu maldad y ruega al Señor, a ver si se te perdona ese pensamiento de tu corazón; porque veo que tú estás con la amargura de la hiel y encadenado por la maldad.»
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