Hebreos 2, 5-18


El sacerdocio de Cristo
Base bíblica: Salmo 8.
En efecto, Dios no sometió a los ángeles el mundo venidero del cual estamos hablando. Pues atestiguó alguien en algún lugar: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él? ¿O el hijo del hombre, para que de él te preocupes? Lo hiciste por un poco inferior a los ángeles; de gloria y honor lo coronaste . Todo lo sometiste bajo sus pies. Al someterle todo, nada dejó que no le estuviera sometido. Mas al presente, no vemos todavía que le esté sometido todo . Pero a aquel que fue hecho inferior a los ángeles por un poco, a Jesús, le vemos coronado de gloria y honor por haber padecido la muerte, pues por la gracia de Dios gustó la muerte para bien de todos. Convenía, en verdad, que Aquel por quien es todo y para quien es todo, llevara muchos hijos a la gloria, perfeccionando mediante el sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación. Pues santificador y santificados tienen todos el mismo origen. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos cuando dice: Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la asamblea te alabaré. Y también: En él pondré yo mi confianza. Y nuevamente: Henos aquí, a mí y a los hijos que Dios me ha dado. Por tanto, como los hijos comparten la sangre y la carne, así también compartió él las mismas, para reducir a la impotencia mediante su muerte al que tenía el dominio sobre la muerte, es decir, al diablo, y liberar a los que, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud. Porque, ciertamente, no es a los ángeles a quienes tiende una mano, sino a la descendencia de Abrahán. Por eso tuvo que asemejarse en todo a sus hermanos, para ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en lo que toca a Dios, y expiar los pecados del pueblo. Pues, habiendo pasado él la prueba del sufrimiento, puede ayudar a los que la están pasando.
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