Hebreos 9, 18-20

Así tampoco la primera alianza se inauguró sin sangre. Pues Moisés, después de haber leído a todo el pueblo todos los preceptos según la Ley, tomó la sangre de los novillos y machos cabríos con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo diciendo: Esta es la sangre de la alianza que Dios ha ordenado para vosotros.
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