Isaías 63, 5
“
Miré bien y no había auxiliador;
me asombré de que no hubiera quien apoyase.
Así que me salvó mi propio brazo,
y fue mi furia la que me sostuvo.
”
me asombré de que no hubiera quien apoyase.
Así que me salvó mi propio brazo,
y fue mi furia la que me sostuvo.
”