Isaías 38, 18-20

Que el Seol no te alaba
ni la Muerte te glorifica,
ni los que bajan al pozo esperan
en tu fidelidad.
El que vive, el que vive, ése te alaba,
como yo ahora.
El padre enseña a los hijos
tu fidelidad.
Yahvé, sálvame,
y mis canciones cantaremos
todos los días de nuestra vida
junto a la Casa de Yahvé.
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