Isaías 49, 18-23

Alza en torno los ojos y mira:
todos ellos se han reunido y han venido a ti.
¡Por mi vida! —oráculo de Yahvé—
que con todos ellos como con velo nupcial te vestirás,
y te ceñirás con ellos como una novia.
Porque tus ruinas y desolaciones
y tu tierra arrasada
van a ser ahora demasiado estrechas para tanto morador,
y se habrán alejado tus devoradores.
Todavía te dirán al oído
los hijos de que fuiste privada:
«El lugar es estrecho para mí.
Cédeme sitio para alojarme.»
Y dirás para ti misma:
«¿Quién me ha dado a luz a éstos?
Pues yo había quedado sin hijos y estéril,
desterrada y aparte;
y a éstos ¿quién los crió?
He aquí que yo había quedado sola;
pues éstos ¿dónde estaban?»
Así dice el Señor Yahvé:
He aquí que yo voy a alzar hacia las gentes mi mano,
y hacia los pueblos voy a levantar mi bandera;
traerán a tus hijos en brazos,
y tus hijas serán llevadas a hombros.
Reyes serán tus tutores,
y sus princesas, nodrizas tuyas.
Rostro en tierra se postrarán ante ti,
y el polvo de tus pies lamerán.
Y sabrás que yo soy Yahvé;
no se avergonzarán los que en mí esperan.
Ver contexto