Isaías 5, 8-25


Las maldiciones.
¡Ay, los que juntáis casa con casa,
y campo a campo anexionáis,
hasta ocupar todo el sitio
y quedaros solos en medio del país!
Así ha jurado a mis oídos Yahvé Sebaot:
«¡Han de quedar desiertas muchas casas;
grandes y hermosas,
pero sin moradores!
Porque diez yugadas de viña darán sólo una medida,
y una carga de simiente producirá una medida.»
¡Ay, los que despertando por la mañana
andan tras el licor;
los que trasnochan,
encandilados por el vino!
Sólo hay arpas y cítaras,
pandero y flauta en sus libaciones,
y no contemplan la obra de Yahvé,
no ven la acción de sus manos.
Por eso fue deportado mi pueblo
sin sentirlo,
sus notables estaban muertos de hambre,
y su plebe se resecaba de sed.
Por eso ensanchó el Seol su seno,
dilató su boca sin medida,
y a él baja su nobleza y su plebe
y su turba gozosa.
Se humilla el hombre, se abaja el varón,
los ojos de los altivos son abajados;
es ensalzado Yahvé Sebaot en juicio,
el Dios Santo muestra su santidad por su justicia.
Pacerán los corderos como en su pastizal,
y entre las ruinas gordos cabritos ramonearán.
¡Ay, los que arrastran la culpa
con coyundas de engaños,
y el pecado
como con bridas de novilla!
Los que dicen: «¡Listo, apresure su acción,
de modo que la veamos.
Acérquese y venga el plan
del Santo de Israel,
y que lo sepamos!»
¡Ay, los que llaman al mal bien,
y al bien mal;
que dan oscuridad por luz,
y luz por oscuridad;
que dan amargo por dulce,
y dulce por amargo!
¡Ay, los sabios a sus propios ojos,
y para sí mismos discretos!
¡Ay, los campeones en beber vino,
los valientes para escanciar licor,
los que absuelven al malo por soborno
y quitan al justo su derecho!
Tal devora las espigas una lengua de fuego
y el heno en llamas se derrumba:
la raíz de ellos será como podre,
y su flor subirá como tamo.
Pues recusaron la enseñanza de Yahvé Sebaot
y despreciaron el dicho del Santo de Israel.

La ira de Yahvé.
Por eso se ha encendido la ira de Yahvé contra su pueblo,
extendió su mano sobre él y le golpeó.
Y mató a los príncipes: sus cadáveres yacían
como basura en medio de las calles.
Con todo eso, no se ha calmado su ira,
y aún sigue extendida su mano.
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