Jeremías  21, 1-7


3. ORÁCULOS PRONUNCIADOS PRINCIPALMENTE DESPUÉS DE JOAQUÍN
Respuesta a los enviados de Sedecías.
Palabra dirigida a Jeremías de parte de Yahvé, cuando el rey Sedecías mandó donde él a Pasjur, hijo de Malquías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, a decirle: «Ea, consulta de nuestra parte a Yahvé, porque el rey de Babilonia, Nabucodonosor, nos ataca. A ver si nos hace Yahvé un milagro de los suyos, y aquél se retira de encima de nosotros.» Díjoles Jeremías: «Así diréis a Sedecías: Esto dice Yahvé, el Dios de Israel: Voy a hacer que reboten las armas que tenéis en las manos y con las que os batís contra el rey de Babilonia y contra los caldeos que os cercan extramuros, y las amontonaré en medio de esta ciudad. Yo voy a batirme contra vosotros con mano fuerte y tenso brazo, con ira, con cólera y con encono grande. Heriré a los habitantes de esta ciudad, hombres y bestias, con una gran peste; ¡morirán! Y tras de esto —oráculo de Yahvé— entregaré al rey de Judá, Sedecías, a sus siervos y al pueblo que en esta ciudad quedare de la peste, de la espada y del hambre, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de sus enemigos y de los que buscan su muerte. Él los herirá a filo de espada. No les dará cuartel, ni les tendrá clemencia ni lástima.»
Ver contexto