Jeremías  3, 19-20


Prosigue el poema de la conversión.
Yo había dicho: «Sí,
te adoptaré por hijo
y te daré una tierra espléndida,
flor de las heredades de las naciones.»
Y añadí: «Padre me llamaréis
y de mi seguimiento no os volveréis.»
Pues bien, como engaña una mujer a su compañero,
así me ha engañado la casa de Israel
—oráculo de Yahvé—.
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