Jeremías  3, 6-13


Israel del Norte, invitado a convertirse.
Parábola de las dos hermanas.
Yahvé me dijo en tiempos del rey Josías: ¿Has visto lo que hizo Israel, la apóstata? Andaba ella sobre cualquier monte elevado y bajo cualquier árbol frondoso, fornicando allí. En vista de lo que había hecho, dije: «No vuelvas a mí.» Y no volvió. Vio esto su hermana Judá, la pérfida; vio que a causa de todas las fornicaciones de Israel, la apóstata, yo la había despedido dándole su carta de divorcio; pero no hizo caso su hermana Judá, la pérfida, sino que fue y fornicó también ella, tanto que por su liviandad en fornicar manchó la tierra, y fornicó con la piedra y con el leño. A pesar de todo, su hermana Judá, la pérfida, no se volvió a mí de todo corazón, sino engañosamente —oráculo de Yahvé—.
Y me dijo Yahvé: Más justa se ha manifestado Israel, la apóstata, que Judá, la pérfida. Anda y pregona estas palabras al Norte y di:
Vuelve, Israel apóstata, —oráculo de Yahvé—;
no estará airado mi semblante contra vosotros,
porque piadoso soy —oráculo de Yahvé—;
no guardo rencor para siempre.
Tan sólo reconoce tu culpa,
pues contra Yahvé tu Dios te rebelaste,
frecuentaste a extranjeros
bajo todo árbol frondoso,
y mi voz no oísteis —oráculo de Yahvé—.
Ver contexto