Jeremías  34, 8-16


Liberación de los esclavos.
Palabra dirigida a Jeremías de parte de Yahvé, después de llegar el rey Sedecías a un acuerdo con todo el pueblo de Jerusalén, proclamándoles una manumisión, en orden a dejar cada uno a su siervo o esclava hebreos libres dándoles la libertad, de suerte que ningún judío fuera siervo de su hermano.
Todos los jefes y todo el pueblo que entraba en el acuerdo obedecieron, dejando libres quién a su siervo, quién a su esclava, dándoles la libertad, de modo que no hubiese entre ellos más esclavos: obedecieron y los dejaron libres. Pero luego volvieron a apoderarse de los siervos y esclavas que habían manumitido y los redujeron a servidumbre y esclavitud.
Entonces dirigió Yahvé la palabra a Jeremías en estos términos: Así dice Yahvé, el Dios de Israel: yo hice alianza con vuestros padres el día que los saqué de Egipto, de la casa de servidumbre, diciendo: «Al cabo de siete años cada uno de vosotros dejará libre al hermano hebreo que se le hubiera vendido. Te servirá por seis años y después lo dejarás libre.» Pero no me hicieron caso vuestros padres ni aplicaron el oído. Vosotros os habéis convertido hoy y habéis hecho lo que es recto a mis ojos proclamando manumisión general, y llegando a un acuerdo en mi presencia, en el templo donde se invoca mi Nombre; pero os habéis echado atrás y profanado mi Nombre, os habéis apoderado de vuestros respectivos siervos y esclavas a quienes habíais manumitido, reduciéndolos de nuevo a esclavitud.
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