Jeremías  49, 23-27


Oráculo contra las ciudades sirias.
A Damasco.
Avergonzadas están Jamat y Arpad.
Porque una noticia mala oyeron,
su corazón tembló de espanto;
como el mar que no se puede calmar.
Flaqueó Damasco, dio vuelta para huir
y escalofríos la sobrecogieron:
apuro y dolores la acometieron como a parturienta.
¡Cómo! ¿No fue abandonada la ciudad celebrada,
la villa de mi contento?
En verdad, caerán sus jóvenes escogidos en sus plazas,
y todos los guerreros perecerán aquel día
—oráculo de Yahvé Sebaot—.
Prenderé fuego a la muralla de Damasco,
y consumirá los alcázares de Ben Hadad.
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