Jeremías  5, 3-6

¡Oh Yahvé! tus ojos, ¿no son para la verdad?
Les heriste, mas no acusaron el golpe;
acabaste con ellos, pero no escarmentaron.
Endurecieron sus caras más que peñascos,
rehusaron convertirse.
Yo decía: «Naturalmente, el vulgo es necio,
pues ignora el camino de Yahvé,
el derecho de su Dios.
Voy a acudir a los grandes
y a hablar con ellos,
porque ésos conocen el camino de Yahvé,
el derecho de su Dios.»
Pues bien, todos a una habían quebrado el yugo
y arrancado las coyundas.
Por eso los herirá el león de la selva,
el lobo de los desiertos los destrozará,
el leopardo acechará sus ciudades:
todo el que saliere de ellas será despedazado.
Porque son muchas sus rebeldías,
y sus apostasías son grandes.
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