Job  26, 5-14

Se estremecen las Sombras bajo tierra,
tiemblan las aguas y sus moradores.
El Seol está desnudo ante él,
la Perdición se halla al descubierto.
Él tendió el Septentrión sobre el vacío,
suspendió la tierra sobre la nada.
Encierra las aguas en sus nubes,
sin que el nublado ceda por el peso.
Cubre la cara de la luna llena,
desplegando sobre ella su nube.
Trazó un cerco sobre la faz de las aguas,
en los confines de la luz y las tinieblas.
Vacilan las columnas del cielo,
presas de terror cuando amenaza.
Con su fuerza hendió el Mar,
con su astucia aplastó a Rahab.
Su soplo dejó limpios los cielos,
su mano traspasó a la Serpiente Huidiza.
Y esto es sólo una muestra de sus obras,
sólo un eco apagado que nos llega.
El estruendo de su poder, ¿quién lo captará?
(1)
Bildad habla en vano.
Job respondió así:
(2) ¡Qué bien sabes sostener al débil!
¡Qué bien socorres al brazo impotente!
(3) ¡Qué buenos consejos das al ignorante!
¡Qué enorme talento has demostrado!
(4) ¿A quién diriges tus palabras?
¿Quién te inspira lo que dices?
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