Job  28, 13-28

El ser humano desconoce el camino,
no se encuentra en la tierra de los vivos.
Dice el Abismo: «No está en mí»,
dice el Mar: «No está conmigo».
No se puede adquirir con oro puro,
no se paga a precio de plata;
vale más que el oro de Ofir,
que el ágata preciosa y el zafiro;
no la igualan el oro y el vidrio,
no se cambia por copas de oro fino;
no cuentan los corales y el cristal;
la Sabiduría es más cara que las perlas;
no la iguala el topacio de Cus,
vale más que el oro más puro.
¿De dónde viene la Sabiduría?
¿Dónde se encuentra la Inteligencia?
Se hurta a los ojos de todo viviente,
se esconde a los pájaros del cielo.
La Perdición y la Muerte declaran:
«De oídas sabemos su fama».
Sólo Dios ha encontrado su camino,
sólo él conoce su morada.
(Su vista alcanza los confines de la tierra,
puede ver lo que hay bajo los cielos).
Cuando calculó el peso del viento
y señaló una medida a las aguas,
cuando impuso una norma a la lluvia,
un camino a las nubes tormentosas,
entonces la vio y la valoró,
la penetró y la escrutó.
Y dijo luego al hombre:
«El temor del Señor es sabiduría,
apartarse del mal, inteligencia».
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