Job  3, 11-23

¿Por qué no morí antes de nacer
o salí del vientre ya cadáver?
¿Por qué me recogieron dos rodillas,
dos pechos para amamantarme?
Ahora reposaría en paz,
ahora dormiría tranquilo
con los reyes y consejeros de la tierra
que se hacen construir mausoleos,
o con los príncipes que abundan en oro,
que llenan de plata sus tumbas.
Como aborto ignorado, no existiría,
como niño que no llega a ver la luz.
Allí acaba la agitación de los malvados,
allí reposa la gente ya sin fuerzas.
Hasta los prisioneros descansan en paz,
sin oír los gritos del capataz.
Allí van a parar pequeños y grandes,
allí el esclavo se libra de su dueño.
¿Por qué dio luz a un desdichado,
vida a los que viven amargados,
que suspiran en vano por la muerte
y la buscan con más ansia que a un tesoro,
que gozarían ante el túmulo funerario
y se alegrarían al encontrar la tumba,
a los hombres carentes de futuro
porque Dios les ha cerrado el paso?
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