Jonás 2, 2-9

Jonás oró a Yahvé su Dios desde el vientre del pez, diciendo:
En mi angustia clamé a Yahvé
y él me respondió;
desde el seno del abismo grité
y tú me escuchaste.
Me habías arrojado a lo más hondo
en el corazón del mar;
la corriente me arrastraba:
todo tu oleaje me arrollaba.
Yo me dije: ¡Me has arrojado
de tu presencia!
¿Cuándo volveré a contemplar
tu santo templo?
Las aguas me asfixiaban el aliento,
el abismo me envolvía,
las algas enredaban mi cabeza.
Bajé hasta los cimientos de los montes,
la tierra se cerró para siempre sobre mí.
Pero tú sacaste mi vida de la tumba,
Yahvé, Dios mío.
Cuando mi aliento desfallecía
me acordé de Yahvé
y mi oración llegó hasta ti,
hasta tu santo templo.
Los que adoran falsos ídolos
traicionan su lealtad.
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