Jonás 3, 5-9

Los ninivitas creyeron en Dios, organizaron un ayuno y grandes y pequeños se vistieron de saco. El anuncio llegó hasta el rey de Nínive, que se bajó del trono, se quitó su manto, se cubrió de saco y se sentó en la ceniza. Luego mandó proclamar en Nínive este decreto del rey y sus ministros: «Que hombres y bestias, ganado mayor y menor, no prueben bocado, ni pasten, ni beban agua. Que hombres y animales se vistan con sacos e invoquen a Dios con insistencia; y que cada uno se convierta de su mala conducta y de sus acciones violentas. A ver si Dios se arrepiente y se compadece, se aplaca el ardor de su ira y no perecemos.»
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