Juan  3, 14-18

Y como Moisés elevó la serpiente en el desierto,
así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que crea
tenga en él la vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo
que dio a su Hijo unigénito,
para que todo el que crea en él no perezca,
sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo
para juzgar al mundo,
sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es juzgado;
pero el que no cree, ya está juzgado,
porque no ha creído
en el nombre del Hijo unigénito de Dios.
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