Juan  4, 21-24

Jesús le dice:
«Créeme, mujer, que llega la hora
en que, ni en este monte, ni en Jerusalén
adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis;
nosotros adoramos lo que conocemos,
porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora (ya estamos en ella)
en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad,
porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu,
y los que adoran,
deben adorar en espíritu y verdad.»
Ver contexto