Juan  5, 31-35

Si yo diera testimonio de mí mismo,
mi testimonio no sería válido. Otro es el que da testimonio de mí,
y yo sé que es válido
el testimonio que da de mí. Vosotros mandasteis enviados a Juan,
y él dio testimonio de la verdad. En cuanto a mí, no es de un hombre del que recibo testimonio;
pero digo esto para que vosotros seáis salvos. Él era la lámpara que arde y alumbra
y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz.
Ver contexto