Jueces 11, 19-31

Israel envió mensajeros a Sijón, rey de los amorreos, que reinaba en Jesbón, y le dijo: Déjame, por favor, pasar por tu país hasta llegar a mi destino. Pero Sijón le negó a Israel el paso por su territorio, reunió toda su gente, que acampó en Yahas, y atacó a Israel. Yahvé, Dios de Israel, entregó a Sijón y a todo su pueblo en manos de Israel, que los derrotó, y conquistó Israel todo el país de los amorreos que habitaban allí. Así conquistaron todo el territorio de los amorreos, desde el Arnón hasta el Yaboc y desde el desierto hasta el Jordán. De modo que, después que Yahvé, Dios de Israel, ha quitado su heredad a los amorreos en favor de su pueblo Israel, ¿ahora tú se la vas a quitar a Israel? ¿No posees ya todo lo que tu dios Camós ha quitado para ti a sus poseedores? Igualmente nosotros poseemos todo lo que Yahvé nuestro Dios ha quitado para nosotros a sus poseedores. ¿Vas a ser tú más que Balac, hijo de Sipor, rey de Moab? ¿Pudo acaso él hacerse fuerte contra Israel y luchar contra él? Cuando se estableció Israel en Jesbón y en sus filiales, en Aroer y en sus filiales y en todos los poblados que están a ambos lados del Arnón (trescientos años), ¿por qué no las habéis recuperado desde entonces? Yo no te he ofendido; eres tú el que te portas mal conmigo si me atacas. Yahvé, el Juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Amón.» Pero el rey de los amonitas no hizo caso del mensaje que le envió Jefté.

El voto de Jefté y su victoria.
El espíritu de Yahvé vino sobre Jefté, que recorrió Galaad y Manasés, pasó por Mispé de Galaad y de Mispé de Galaad pasó donde los amonitas. Y Jefté hizo un voto a Yahvé: «Si entregas en mis manos a los amonitas, el primero que salga de las puertas de mi casa a mi encuentro cuando vuelva victorioso de los amonitas, será para Yahvé y lo ofreceré en holocausto.»
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