Lamentaciones  2, 18-22


Sade.
¡Clama, pues, al Señor,
muralla de Sión capital;
que corran a torrentes tus lágrimas,
lo mismo de día que de noche;
no te concedas tregua,
no des reposo a tus ojos!

Qof.
¡En pie, lanza un grito en la noche,
cuando comienza la ronda;
derrama como agua tu corazón
ante el rostro del Señor,
alza tus manos hacia él
por la vida de tus pequeños
(que de hambre desfallecen
por las esquinas de las calles)!

Res.
Mira, Yahvé, y recapacita:
¿a quién has tratado de esta suerte?
¿Tenían las mujeres que comer a sus hijos,
a sus niños de pecho?
¿Tenían que ser asesinados en el santuario del Señor
sacerdotes y profetas?

Sin.
Yacen por tierra en la calle
juntos niños y ancianos;
mis doncellas y mis jóvenes
cayeron a cuchillo;
¡has matado en el día de tu cólera,
has inmolado sin piedad!

Tau.
Como en día de fiesta congregaste
todo alrededor terrores;
en el día de la ira de Yahvé
no hubo fugitivos ni evadidos.
Los que yo había criado y mantenido
fueron exterminados por mi enemigo.
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