Levítico 14, 33-53


La lepra de las casas.
Yahvé habló a Moisés y a Aarón en estos términos: «Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán que yo os doy en posesión, y yo haga aparecer manchas de lepra en alguna de las casas de la tierra que poseeréis, el propietario de la casa irá a avisar al sacerdote y le dirá: «Ha aparecido algo así como lepra en mi casa.» El sacerdote, antes de entrar en la casa para examinar la lepra, ordenará que desocupen la casa, para que nada se haga impuro de cuanto hay en ella. Después entrará el sacerdote a examinar la casa. Si al examinarla el sacerdote observa que la mancha forma en las paredes de la casa cavidades verdosas y rojizas que parecen hundidas en la pared, saldrá a la puerta de la casa y la clausurará durante siete días. Volverá al día séptimo y, si comprueba que la mancha se ha extendido por las paredes de la casa, mandará arrancar las piedras manchadas y arrojarlas fuera de la ciudad en un lugar inmundo. Hará raspar todo el interior de la casa; y echarán fuera de la ciudad, en un lugar inmundo, el polvo de las raspaduras. Luego tomarán otras piedras y las pondrán en lugar de las primeras; y también argamasa nueva para revocar la casa.
«Si la mancha vuelve a extenderse por la casa después de haber arrancado las piedras y de haberla raspado y revocado, el sacerdote entrará de nuevo; y si comprueba que la mancha se ha extendido por la casa, hay un caso de lepra maligna en la casa, y ésta es impura. Se derribará la casa. Sus piedras, sus maderas y todos los escombros serán sacados fuera de la ciudad a un lugar inmundo. Quien entre en esa casa durante el tiempo que esté clausurada quedará impuro hasta la tarde. El que duerma en ella habrá de lavar sus vestidos; y también el que coma en ella habrá de lavarlos. Mas si el sacerdote comprueba al entrar que, después de revocada la casa, la mancha no se ha extendido por ella, la declarará pura, pues se ha curado del mal.
«Entonces, para ofrecer por la casa un sacrificio por el pecado, tomará dos pájaros, madera de cedro, púrpura escarlata e hisopo; inmolará uno de los pájaros sobre una vasija de barro con agua corriente y, tomando la madera de cedro, el hisopo y la púrpura escarlata, con el pájaro vivo, los mojará en la sangre del pájaro degollado y en el agua corriente; y hará siete aspersiones sobre la casa. Hará el sacrificio por el pecado en favor de la casa con la sangre del pájaro, con el agua viva, el pájaro vivo, la madera de cedro, el hisopo y la lana escarlata, y soltará el pájaro vivo fuera de la ciudad, en el campo. De este modo hará expiación por la casa, la cual quedará pura.
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