Levítico 21, 1-5


Santidad del sacerdocio.
A. Los sacerdotes.
Dijo Yahvé a Moisés: «Di a los sacerdotes, hijos de Aarón: Nadie se haga impuro por el cadáver de alguno de los suyos, como no sea pariente cercano: la madre, el padre, el hijo, la hija, el hermano, una hermana virgen que viva con él y no haya sido desposada aún; por ella puede contraer impureza. Pero por una hermana casada, no debe hacerse impuro; se profanaría.
«Los sacerdotes no se raparán la cabeza, ni se cortarán los bordes de la barba, ni se harán incisiones en su cuerpo.
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