Lucas 18, 20-30

Ya sabes los mandamientos: No cometas adulterio, no mates, no robes, no levantes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre. » Él dijo: «Todo eso lo he guardado desde mi juventud.» Al oírlo, Jesús le dijo: «Aún te falta una cosa: vende todo cuanto tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego, ven y sígueme.» Al oír esto, se puso muy triste, porque era muy rico.
Peligro de las riquezas.
Al verlo, Jesús dijo: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de Dios.» Los que lo oyeron, dijeron: «¿Y quién se podrá salvar?» Respondió: «Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios.»
Recompensa prometida al desprendimiento.
Dijo entonces Pedro: «Ya lo ves, nosotros hemos dejado nuestras cosas y te hemos seguido.» Él les dijo: «Yo os aseguro que nadie que haya dejado casa, mujer, hermanos, padres o hijos por el Reino de Dios, quedará sin recibir mucho más al presente y vida eterna en el mundo venidero.»
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