Mateo 12, 9-14


Curación del hombre de la mano paralizada.
Se fue de allí y entró en su sinagoga. Había allí un hombre que tenía una mano seca. Y le preguntaron si era lícito curar en sábado, para poder acusarle. Él les dijo: «¿Quién de vosotros que tenga una sola oveja, si ésta cae en un hoyo en sábado, no la agarra y la saca? Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es lícito hacer bien en sábado.» Entonces dice al hombre: «Extiende tu mano.» Él la extendió, y quedó restablecida, sana como la otra. Pero los fariseos, en cuanto salieron, se confabularon contra él para eliminarle.
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