Numeros  11, 25-30

Bajó Yahvé en la Nube y le habló. Luego tomó algo del espíritu que había en él y se lo dio a los setenta ancianos. Y en cuanto reposó sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar, pero ya no volvieron a hacerlo más.
Habían quedado en el campamento dos hombres, uno llamado Eldad y el otro Medad. Reposó también sobre ellos el espíritu, ya que, si bien no habían salido a la Tienda, eran de los designados. Y profetizaban en el campamento. Un muchacho corrió a anunciar a Moisés: «Eldad y Medad están profetizando en el campamento.» Josué, hijo de Nun, que estaba al servicio de Moisés desde su mocedad, tomó la palabra y dijo: «Mi señor Moisés, prohíbeselo.» Le respondió Moisés: «¿Es que estás tú celoso por mí? ¡Ojalá que todo el pueblo de Yahvé profetizara porque Yahvé les daba su espíritu!» Luego Moisés volvió al campamento con los ancianos de Israel.
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