Numeros  19, 17-22


El ritual de las aguas lustrales.
«Se tomará para el impuro ceniza de la víctima inmolada en sacrificio por el pecado, y se verterá encima agua corriente de una vasija. Un hombre puro tomará el hisopo, lo mojará en agua y rociará la tienda y todos los objetos y personas que había en ella, e igualmente al que tocó los huesos o al asesinado, o al muerto, o la sepultura. El hombre puro rociará al impuro los días tercero y séptimo: el séptimo día le habrá limpiado de su pecado. Lavará el impuro sus vestidos, se lavará con agua, y será puro por la tarde. Pero el hombre que quedó impuro y no se purificó, ése será excluido de la asamblea, pues ha manchado el santuario de Yahvé. Las aguas lustrales no han corrido sobre él: es un impuro.
«Éste será para vosotros decreto perpetuo. El que haga la aspersión con las aguas lustrales lavará sus vestidos, y el que haya tocado las aguas lustrales será impuro hasta la tarde. Y todo lo que haya sido tocado por el impuro, será impuro; y la persona que le toque a él, será impura hasta la tarde.»
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