Nehemías 7, 1-5

Reconstruida la muralla, y una vez que hube fijado las hojas de las puertas, se colocaron guardias en las puertas (cantores y levitas). Puse al frente de Jerusalén a mi hermano Jananí y a Jananías, jefe de la ciudadela, porque era un hombre fiel y temeroso de Dios como pocos. Y les dije: «No se abrirán las puertas de Jerusalén hasta que el sol comience a calentar. Y se cerrarán y se echarán las barras cuando todavía esté alto. Se establecerán puestos de guardia de entre los habitantes de Jerusalén, unos en su puesto y otros delante de su casa.»

La repoblación de Jerusalén.
La ciudad era espaciosa y grande, pero tenía muy poca población y no se fundaban nuevas familias. Me puso Dios en el corazón reunir a los notables, a los consejeros y al pueblo, para hacer el registro genealógico. Hallé el registro genealógico de los que habían venido al principio, y encontré escrito en él:
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