Oseas  2, 14-23

Arrasaré su viñedo y su higuera,
de los que decía:
«Ellos son mi salario,
lo que me han dado mis amantes»;
los convertiré en matorral,
y los devorará la bestia del campo.
La visitaré por los días de los Baales, cuando les quemaba incienso,
cuando se adornaba con su anillo y su collar
y se iba detrás de sus amantes,
olvidándose de mí,
—oráculo de Yahvé—.
Por eso voy a seducirla;
voy a llevarla al desierto
y le hablaré al corazón.
Allí le daré sus viñas,
convertiré el valle de Acor en puerta de esperanza;
y ella responderá allí como en los días de su juventud,
como el día en que subía del país de Egipto.
Y sucederá aquel día —oráculo de Yahvé—
que ella me llamará: «Marido mío»,
y no me llamará más: «Baal mío.»
Retiraré de su boca los nombres de los Baales,
y nunca más serán invocados por su
nombre.
Sellaré un pacto en su favor aquel día
con la bestia del campo, con el ave del cielo, con el reptil del suelo;
arco, espada y guerra los quebraré lejos de esta tierra,
y los haré reposar en seguro.
Yo te desposaré conmigo para siempre;
te desposaré conmigo en justicia y en derecho,
en amor y en compasión,
te desposaré conmigo en fidelidad,
y tú conocerás a Yahvé.
Y sucederá aquel día que yo responderé
—oráculo de Yahvé—,
responderé a los cielos,
y ellos responderán a la tierra;
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