Oseas  2, 7-15

Pues su madre se ha prostituido,
se ha deshonrado la que los concibió,
cuando decía: «Me iré detrás de mis amantes,
los que me dan mi pan y mi agua,
mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas.»
Por eso, yo cerraré su camino con espinos,
la cercaré con seto y no encontrará más sus senderos;
perseguirá a sus amantes y no los alcanzará,
los buscará y no los hallará.
Para que diga: «Voy a volver a mi primer marido,
que entonces me iba mejor que ahora.»
No sabía ella que era yo
quien le daba el trigo, el mosto y el aceite virgen,
¡yo le multiplicaba la plata,
y el oro lo empleaban en Baal!
Por eso volveré a tomar mi trigo a su tiempo
y mi mosto en su estación,
retiraré mi lana y mi lino
con que cubría su desnudez.
Y ahora descubriré su vergüenza
a los ojos de sus amantes,
y nadie la librará de mi mano.
Acallaré todo su alborozo,
sus fiestas, sus novilunios, sus sábados,
y todas sus solemnidades.
Arrasaré su viñedo y su higuera,
de los que decía:
«Ellos son mi salario,
lo que me han dado mis amantes»;
los convertiré en matorral,
y los devorará la bestia del campo.
La visitaré por los días de los Baales, cuando les quemaba incienso,
cuando se adornaba con su anillo y su collar
y se iba detrás de sus amantes,
olvidándose de mí,
—oráculo de Yahvé—.
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