Oseas  7, 3-7

Con su maldad recrean al rey,
con sus mentiras a los príncipes.
Todos ellos, adúlteros,
son como un horno ardiente,
que el panadero deja de atizar
desde que amasa la pasta hasta que fermenta.
En el día de nuestro rey
los príncipes enferman por el vapor del vino,
¡y aquél tiende la mano a agitadores!
Cuando acechan, en sus intrigas su corazón es como un horno:
toda la noche duerme su cólera,
por la mañana arde con fuego llameante.
Todos abrasan como un horno,
y devoran a sus propios jueces.
Han caído todos sus reyes,
pero ninguno de ellos me invoca.
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