Proverbios 31, 10-31


IX. La mujer ideal

Álef.
¿Quién encontrará a una mujer ideal?
Vale mucho más que las piedras preciosas.

Bet.
Su marido confía plenamente en ella,
pues no carecerá de nada.

Guímel.
Le da beneficios sin pérdidas
todos los días de su vida.

Dálet.
Adquiere lana y lino
y los trabaja con finas manos.

He.
Es como un barco mercante
que trae de lejos sus provisiones.

Vau.
Se levanta cuando aún es de noche
para dar el sustento a su familia
y las órdenes a sus criadas.

Zain.
Examina y compra tierras,
y con sus propias ganancias planta viñas.

Jet.
Se arremanga con decisión
y trabaja con energía.

Tet.
Comprueba si sus asuntos van bien
y ni de noche apaga su lámpara.

Yod.
Echa mano a la rueca
y sus dedos manejan el huso.

Kaf.
Tiende sus manos al necesitado
y ofrece su ayuda al pobre.

Lámed.
Su casa no le teme a la nieve,
pues todos los suyos llevan vestidos forrados.

Mem.
Se confecciona sus mantas
y viste de lino y púrpura.

Nun.
Su marido es reconocido en la plaza,
cuando se sienta con los ancianos del lugar.

Sámek.
Teje y vende prendas de lino
y proporciona cinturones a los comerciantes.

Ain.
Se reviste de fuerza y dignidad
y no le preocupa el mañana.

Pe.
Abre su boca con sabiduría
y su lengua instruye con cariño.

Sade.
Vigila la marcha de su casa
y no come el pan de balde.

Qof.
Sus hijos se apresuran a felicitarla
y su marido hace su alabanza:

Res.
«¡Hay muchas mujeres valiosas,
pero tú las superas a todas!»

Sin.
Engañosa es la gracia y fugaz la belleza;
sólo la mujer que respeta a Yahvé es digna de alabanza.

Tau.
Agradecedle el fruto de su trabajo
y que sus obras la alaben en la plaza.
Ver contexto