Romanos 3, 10-18
“
Pues ya demostramos que tanto judíos como griegos están todos bajo el pecado, como dice la Escritura:
No hay quien sea justo, ni siquiera uno. No hay un sensato,
no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se corrompieron;
no hay quien obre el bien,
no hay siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta,
con su lengua urden engaños.
Veneno de áspides bajo sus labios; maldición y amargura rebosa su boca. Ligeros sus pies para derramar sangre; ruina y miseria son sus caminos. El camino de la paz no lo conocieron, no hay temor de Dios ante sus ojos. ”
No hay quien sea justo, ni siquiera uno. No hay un sensato,
no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se corrompieron;
no hay quien obre el bien,
no hay siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta,
con su lengua urden engaños.
Veneno de áspides bajo sus labios; maldición y amargura rebosa su boca. Ligeros sus pies para derramar sangre; ruina y miseria son sus caminos. El camino de la paz no lo conocieron, no hay temor de Dios ante sus ojos. ”