Sabiduría 1, 5-7

pues el santo espíritu educador rehuye el engaño,
se aleja de los pensamientos vacíos
y se siente confundido ante el ataque de la injusticia.
La sabiduría es un espíritu filántropo
que no deja impunes los labios blasfemos;
pues Dios es testigo de sus interioridades,
observador veraz de su corazón
y escucha cuanto dice su lengua.
Porque el espíritu del Señor llena la tierra,
lo contiene todo y conoce cada voz.
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