Sabiduría 2, 13-18

Presume de conocer a Dios
y se presenta como hijo del Señor.
Es un reproche contra nuestras convicciones
y su sola aparición nos resulta insoportable,
pues lleva una vida distinta a los demás
y va por caminos diferentes.
Nos considera moneda falsa
y nos evita como a apestados;
celebra el destino de los justos
y presume de que Dios es su padre.
Ya veremos si lleva razón,
comprobando cuál es su desenlace:
pues si el justo es hijo de Dios, él lo rescatará
y lo librará del poder de sus adversarios.
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