Sabiduría 7, 7-11


Aprecio de Salomón por la Sabiduría.
Por eso supliqué y se me concedió la prudencia;
invoqué y vino a mí el espíritu de sabiduría.
La preferí a cetros y tronos
y en su comparación tuve en nada la riqueza.
No la equiparé a la piedra más preciosa,
porque todo el oro a su lado es un puñado de arena
y ante ella la plata es como el barro.
La quise más que a la salud y a la belleza
y preferí tenerla como luz,
porque su claridad no anochece.
Con ella me vinieron a la vez todos los bienes
e incalculables riquezas en sus manos.
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