Sabiduría 8, 9-15


La Sabiduría, indispensable a los soberanos.
Así, pues, decidí tomarla por compañera,
consciente de que sería mi consejera en la dicha
y mi alivio en las preocupaciones y penas.
Gracias a ella obtendré gloria entre la gente
y, aunque joven, el aprecio de los ancianos.
Apareceré agudo en el juicio
y seré la admiración de los poderosos.
Cuando calle, esperarán;
cuando hable, prestarán atención;
y si me alargo hablando, se llevarán la mano a la boca.
Gracias a ella alcanzaré la inmortalidad
y legaré perpetuo recuerdo a la posteridad.
Gobernaré a los pueblos y someteré naciones.
Soberanos terribles se asustarán al oír hablar de mí.
Me mostraré generoso con las multitudes y valiente en la guerra.
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