Salmos 104, 6-13

Como un ropaje la cubría el océano,
sobre los montes persistían las aguas;
a tu bramido emprendieron la huida,
se precipitaron al escuchar tu trueno,
subiendo a los montes, bajando a los valles,
hasta el lugar que tú les asignaste;
les pusiste un límite infranqueable,
por que no vuelvan a anegar la tierra.
A los valles envías manantiales,
que van discurriendo por vaguadas;
abrevan a las bestias del campo,
apagan la sed de los onagros;
junto a ellos habitan las aves,
que entonan su canto entre la fronda.
Riegas los montes desde tu alta morada,
con la humedad de tus cámaras saturas la tierra;
Ver contexto