Salmos 106, 40-46

Entonces se inflamó la cólera de Yahvé
contra su pueblo y aborreció su heredad.
Los entregó en manos de los paganos,
fueron dominados por los adversarios;
sus enemigos los tiranizaron,
quedaron humillados bajo su mano.
Numerosas veces los libró,
pero ellos, rebeldes a sus planes,
seguían hundiéndose en la culpa;
pero él se fijó en su angustia,
dando oído a sus clamores.
Por ellos se acordó de su alianza,
se enterneció con su inmenso amor;
hizo que de ellos se apiadaran
aquellos que cautivos los tenían.
Ver contexto