Salmos 109, 16-20

Se olvidó de actuar con amor,
persiguió al pobre, al desdichado,
al de abatido corazón para matarlo;
amó la maldición, sobre él recaiga,
no quiso bendición: que de él se aleje.
Se vistió la maldición como un manto:
¡que penetre como agua en su seno,
que entre como aceite en sus huesos!
¡Que sea el vestido que lo cubra,
el cinto que lo ciñe para siempre!
Ésta es la obra de los que me acusan,
de los que hablan maliciosos contra mí.
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