Salmos 19, 2-7

Los cielos cuentan la gloria de Dios,
el firmamento anuncia la obra de sus manos;
el día al día comunica el mensaje,
la noche a la noche le pasa la noticia.
Sin hablar y sin palabras,
y sin voz que pueda oírse,
por toda la tierra resuena su proclama,
por los confines del orbe sus palabras.
En lo alto, para el sol, plantó una tienda,
y él, como esposo que sale de su alcoba,
se recrea, como atleta, corriendo su carrera.
Tiene su salida en un extremo del cielo,
y su órbita alcanza al otro extremo,
sin que haya nada que escape a su ardor.
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