Salmos 32, 1-7


SALMO 32 (31)
El reconocimiento del pecado obtiene el perdón
De David. Poema.

¡Dichoso al que perdonan su culpa
y queda cubierto su pecado!
Dichoso el hombre a quien Yahvé
no le imputa delito,
y no hay fraude en su interior.
Guardaba silencio y se consumía mi cuerpo,
cansado de gemir todo el día,
pues descargabas día y noche
tu mano sobre mí;
mi corazón cambiaba como un campo
que sufre los ardores del estío. Pausa.
Reconocí mi pecado
y no te oculté mi culpa;
me dije: «Confesaré
a Yahvé mis rebeldías».
Y tú absolviste mi culpa,
perdonaste mi pecado. Pausa.
Por eso, quien te ama te suplica
llegada la hora de la angustia.
Y aunque aguas caudalosas se desborden
jamás le alcanzarán.
Tú eres mi cobijo,
me guardas de la angustia,
me rodeas para salvarme. Pausa.
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