Salmos 36, 1-5


SALMO 36 (35)
Maldad del pecador y bondad de Dios
Del maestro de coro. Del siervo de Yahvé. De David.
El pecado es un oráculo para el impío
que le habla en el fondo de su corazón;
no tiene temor de Dios
ni aun estando en su presencia.
Se halaga tanto a sí mismo
que no descubre y detesta su culpa;
sólo dice maldades y engaños,
renunció a ser sensato, a hacer el bien.
Maquina maldades en su lecho,
se obstina en el camino equivocado,
incapaz de rechazar el mal.
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