Salmos 41, 6-10

Mis enemigos hablan mal de mí:
«¿Cuándo morirá y se perderá su apellido?».
Viene alguien a verme y habla de cosas fútiles,
va urdiendo falsedades y sale afuera a comentarlas.
Los que me odian se juntan a difamarme,
me achacan la desgracia que me aqueja:
«Un mal diabólico se abate sobre él,
ahora que se ha acostado, no se levantará».
Hasta mi amigo íntimo en quien yo confiaba,
mi compañero de mesa, me ha traicionado.
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