Salmos 44, 18-23

Todo esto nos vino sin haberte olvidado,
sin haber traicionado tu alianza.
No se habían retractado nuestros corazones,
ni habían dejado nuestros pasos tu sendero,
pero nos aplastaste en morada de chacales
nos cubriste con la sombra de la muerte.
Si hubiésemos olvidado el nombre de nuestro Dios
o alzado nuestras manos a un dios extranjero,
¿no se habría dado cuenta Dios,
que conoce los secretos del corazón?
Pero por ti nos matan cada día,
nos tratan como a ovejas de matadero.
Ver contexto