Salmos 48, 3-7

hermosa colina,
alegría de toda la tierra.
El monte Sión, confín del Norte,
la ciudad del Gran Rey:
Dios, desde sus palacios,
se revela como baluarte.
De pronto los reyes se alían,
irrumpen todos a una;
apenas lo ven, estupefactos,
aterrados, huyen en tropel.
Allí un temblor los invadió,
espasmos como de parturienta,
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