Salmos 49, 12-14

Sus tumbas son sus casas eternas,
sus moradas de edad en edad,
¡y habían dado su nombre a países!
El hombre opulento no entiende,
a las bestias mudas se parece.
Así andan ellos, seguros de sí mismos,
y llegan al final, contentos de su suerte. Pausa.
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