Salmos 50, 8-15

No te acuso por tus sacrificios,
¡están siempre ante mí tus holocaustos!
No tomaré novillos de tu casa,
ni machos cabríos de tus apriscos,
pues son mías las fieras salvajes,
las bestias en los montes a millares;
conozco las aves de los cielos,
mías son las alimañas del campo.
Si hambre tuviera, no te lo diría,
porque mío es el orbe y cuanto encierra.
¿Acaso como carne de toros
o bebo sangre de machos cabríos?
Sacrifica a Dios dándole gracias,
cumple todos tus votos al Altísimo:
invócame en el día de la angustia,
te libraré y tú me darás gloria.
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